Marta Couto tiene 75 años. Hace tres decidió cambiar su rutina y empezar a moverse de nuevo. Ayer corrió los 10K junto a su hijo, que viajó desde el exterior para acompañarla, orgulloso por la determinación con la que ella vive después de la jubilación. “Como estoy cerca del parque 9 de Julio veía a los chicos que corrían, a diferencia mía, que estaba muy quieta. Así que un día decidí unirme al Grupo de Entrenamientos Santillán y hoy soy fruto de cómo me han entrenado ellos”, expresó Marta, que supo ser gerenta de ventas antes de retirarse y ahora que tiene una vida más activa hasta toma menos medicamentos.
“Tengo artrosis en la cervical, por lo que sufría mucho dolor, hasta que empecé a correr y de repente dejé de sentirlo. Abandoné remedios que tomaba hace 10 años y suspendí otro para la digestión porque también he mejorado mucho”, indicó Marta, quien relaciona todo con el ejercicio físico que hoy realiza y se lo cuenta a sus afectos para que tomen conciencia.
“Si no estuviese acá estaría encerrada en mi departamento sola, porque los hijos hacen su vida y hay que entenderlo. Pero ya no estoy sola y he cosechado amistades que me miman mucho, por eso soy una persona feliz”, reflexionó al respecto.
No obstante, además de sus amigos del running, en la mañana del domingo Marta llegó a la meta de la mano de su hijo, que le dijo: “lo hacemos juntos”. “En un primer momento yo dudé y le advertí que mi ritmo no es el mismo que el suyo, pero a él no le importó y me dijo: ‘mamá, cómo sea te acompaño’”, destacó. Poco más tarde ambas cruzaban la línea de llegada juntos, como lo habían soñado.
“Para esto también se necesita cambiar un poco la cabeza. Hay que saber que no importan la edad, ni el físico ni ningún impedimento que nos frene. Si vos te propones algo, se trabaja hasta hacerlo”, reflexionó Couto. Y remarcó: “es mi lema, porque yo no paro ni voy a parar”.